Isao Takahata, el mentor de Miyazaki

Hayao Mikayazaki es el rostro más reconocible del estudio nipón. Sin embargo, no habría podido lograr construir la leyenda de este estudio, de no ser por su fiel compañero de trabajo y mentor, Isao Takahata. 

Takahata, nacido en 1935, demuestra su carácter reservado y estóico al describir su propia infancia como banal. La realidad es que esta transcurrió entre bombardeos norteamericanos, los cuales muy probablemente influenciaron su estilo en la película “La tumba de las luciérnagas”.  

Estudió Filología y Literatura Francesa en la Universidad de Tokyo; y se enamoró del trabajo del poeta francés Jacques Prévert. Entusiasmado, asistió a ver la versión animada del escrito de su ídolo, “El rey y el pájaro”. Esta película hecha por el director y animador Paul Grimault serviría como un impulso que le haría cambiar drásticamente su carrera hacia la animación, la cual descubrió como un medio para expresar lo que escribía. 

Se unió a los estudios Toei en 1959, y aunque ahí también trabajaba Miyazaki, se conocieron por casualidad hasta 1963, cuando Takahata inició conversación con Miyazaki en la parada de autobús -hecho que parece, precisamente, sacado de una película de Ghibli. 

Takahata tenía 27 años y Miyazaki 22. Miyazaki: “Incluso ahora, recuerdo la primera vez que hablamos. Estaba esperando en la parada del autobús, después de que dejara de llover, con la calle llena de charcos… Parecía un joven tranquilo y sabio… Recuerdo claramente cómo miraba la hora”.

Takahata llegó a ser director gracias a su capacidad de liderazgo, y demostró su visión cinematográfica al dirigir “La princesa encantada”, también conocida como “Las aventuras de Horus, Príncipe del Sol” en 1968. A pesar de que el film tuvo críticas positivas y una buena recepción (incluso se convertiría en película de culto), en su momento no logró el éxito comercial que el estudio esperaba. Los directivos no comprendieron ni la visión de Takahata ni la animación de Miyazaki, quien trabajó en la película como animador key. Incluso, como castigo, movieron a Takahata al departamento televisivo.

Ambos terminarían saliendo de Toei y tras trabajar brevemente en el estudio Shin-Ei en 1971, los dos llegarían a Zuiyo Enterprise (más tarde convertido en Nippon Animation), donde tuvieron éxito con las series animadas “Heidi”, “Marco”, y la película “Heidi en la ciudad”, sin duda en gran parte, gracias a la adoración de Takahata por la literatura. Hoy en día se considera que “Heidi” comenzó con el gran contenedor televisivo de nombre “World Master Theater”, que duró de 1975 a 1996 y mostró cada año una versión animada de un clásico literario. Como parte de esta colección, Takahata también produjo en 1979 “Ana la de Tejas Verdes”.

En 1981 ambos volvieron a dejar el estudio para trabajar en TMS Entertainment, sin embargo volvieron a salir en 1982 por no poder comprometer su visión con la de otro estudio estadounidense con el cual tuvieron que colaborar.

Después de tantos desacuerdos con tantos estudios, era claro que el productor y el animador se entendían mejor entre sí mismos que con los estudios de animación. Particularmente, Takahata tenía una visión muy estricta acerca del arte en todas sus formas, y admiraba enormemente el dibujo a pesar de que él no sabía dibujar. El trazo que cada diseñador o animador producía y confería una personalidad particular a la narración y por consiguiente, a la película completa. Su punto de vista ya había influenciado de enorme manera a Miyazaki, quien de otra manera, admite, sólo se habría conformado con crear narrativas comunes en el manga y el cómic. Según Takahata, cada dibujo sugiere el sentimiento humano con el cual fue concebido, y el cual será compartido con la sociedad. También pensaba que el acto de dibujar, es un vestigio de la energía, vulnerabilidad e ingenuidad de la niñez, las cuales quería demostrar en las películas de Ghibli. 

Miyazaki, tras tener éxito como director de “El Castillo de Cagliostro” en 1979, creó su propio manga “Nausicaä del Valle del Viento”. No tardaría en querer adaptarlo a la animación junto a su amigo Takahata. En 1984, Takahata produjo la película animada“Nausicaä del Valle del Viento”, la cual cosecharía gran éxito comercial y crítico, y daría pie a la fundación del Estudio Ghibli. Tomó mayormente el papel de productor, junto a Miyazaki como director y diseñador, y el también productor Toshio Suzuki en 1985. 

Cabe hacer una pequeña pausa, para señalar que la influencia de Takahata en el estilo directorial de Miyazaki fue inmensa. A pesar de haber trabajado mayormente tras bambalinas, fue su sentido de responsabilidad social el que llevó a Miyazaki a tomarse más en serio sus propias historias, intentado llegar al nivel que su admirado amigo esperaba. Colaborando juntos, lograron mostrar siempre un marcado mensaje ecologista, de convivencia y armonía con el prójimo, y con la naturaleza.

La primera película dirigida por Takahata también fue una obra de arte: “La tumba de las luciérnagas” de 1988. Su gran impacto vino de su representación inocente pero realista de dos niños que intentan sobrevivir sin adultos, enfrentados a una sociedad egoísta y asustada, durante la II Guerra Mundial. Esta película no fue sólo presentada con riesgos ante la audiencia; además, fue creada bajo riesgo de decepcionar al autor del libro en el cual fue basada, Akiyuki Osaka. Sin embargo, las expectativas de ambos fueron sobrepasadas y recibió aprobación universal. 

Curiosamente, un año más tarde probó con ser director, pero musical, en “Kiki: Entregas a Domicilio”. Sin encasillarse como director visual, Takahata demostró dominio sobre géneros variados. En “Recuerdos del ayer” (1991) contó una historia de estilo realista y cotidiano, en “Pompoko” (1994) de magia y comedia, en “Mis vecinos los Yamada” (1999) experimentó narrando cortos anecdóticos sobre la típica vida familiar japonesa, y además quiso utilizar un estilo caligráfico y expresivo en la animación. Quiso retomar este mismo estilo al dirigir la poética “El cuento de la princesa Kaguya” (2013) que compitió por el Oscar en el 2014.

Su último film como productor de Ghibli también fue hermosamente poético: “La tortuga roja” (2016). Del director y animador holandés Michael Dudok de Wit, marcó la historia del estudio, por ser el primero coproducido con Europa y dirigido por un extranjero.

El productor, director y co-fundador de Ghibli, cuyo carácter fue severo y disciplinado, nunca planeó ni anunció su retiro, a diferencia de Miyazaki quien si bien es igualmente disciplinado, es de carácter jovial, más atenuado a las entrevistas y a servir como el rostro de la compañía. El principal deseo de Takahata fue trabajar tanto como pudiera, y lo cumplió. Acudió al estudio Ghibli incluso pocos días antes de fallecer, el 5 de Abril del 2018 por cáncer de pulmón, descansando en un hospital de Tokyo. Como agradecimiento a su inquebrantable lealtad y décadas de trabajo, el Museo Ghibli abrió sus puertas durante tres horas para que los asistentes presentaran sus respetos, además de que proyectaron un video conmemorativo del director Takahata. 

Sus contribuciones y trayectoria en la animación también han sido reconocidas por otros, como el del “Festival de Cine Infantil de Chicago”, del “Festival de Animación de Annecy”, Francia, o la “Orden de las Artes y las Letras Francesa” por su trayectoria cinematográfica y traducciones al japonés de poesía francesa. Finalmente, a un año de su fallecimiento, se celebrará una exposición retrospectiva en su honor, en el “Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio” (MOMAT), del 2 de julio al 6 de octubre.