“La Antorcha Encendida” fue una telenovela producida por Televisa, estrenada en 1996, cuyo contenido era histórico. Abarcó desde los años 1785 a 1821 de nuestro país, concentrándose en las vidas de los héroes de la nación, y en los acontecimientos que llevaron a luchar y lograr la Independencia de nuestro país.
También cabe destacar que, re-visitar la telenovela es una manera de viajar en el tiempo de manera geográfica, ya que nos muestra lugares históricos de Hidalgo, Morelos, Querétaro, Michoacán, Campeche y Guanajuato, el uso de locaciones antiguas y edificios coloniales, así como el tipo de ropa correspondiente al momento en que vivieron los libertadores del país.
Esta es la última telenovela mexicana de carácter histórico hasta el día de hoy. Ernesto Alonso, actor y productor conocido como el “Señor Telenovela”, demostró estar profundamente comprometido con la creación de contenido intelectual e histórico para la televisión abierta. Gracias a él, hoy recordamos que la planeación y producción para esta tv-novela fueron muy grandes y detalladas, particularmente respecto al contexto histórico. Ernesto Alonso contó con la sorpresiva colaboración de la Secretaría de la Defensa Nacional, así como con el trabajo de nuestros conciudadanos, el historiador Fausto Zerón Medina y de Liliana Abud, actriz y escritora. Éstos últimos, debido a su experiencia, han continuado escribiendo guiones para Televisa hasta nuestros días.
También participó el músico y pianista mexicano Jorge Avendaño, quien dio un carácter serio y dramático al tema principal de “La Antorcha Encendida”. El músico continuó componiendo para la pantalla chica y grande, siendo destacable su trabajo con Edith Márquez, incluido en la película “Y tu mamá también”.
El elenco fue conformado por actores y actrices como María Rojo interpretando a Josefa Ortiz de Dominguez, a Ernesto Laguardia como Ignacio Allende, Juan Peláez fue Miguel Hidalgo, Sergio Reynoso con el papel de María Morelos, Angélica María como Doña Bernarda de Muñiz, Christian Bach como la independentista “Güera Rodríguez”, entre muchos otros. Aquí comprobamos que se tuvo el acierto de incluir personajes que van mas allá de los que conocemos a través de los libros de historia de nuestro sistema educativo, permitiéndonos comprender mejor uno de los periodos más formativos e importantes de nuestra nación.
La historia incluyó sub-conflictos amorosos del tipo telenovelero para entretener a una mayor cantidad de personas. Sin embargo, la dirección optó por actuaciones de tipo teatrales, para demostrar el carácter épico y serio de esta historia. Los personajes no tuvieron un arco profundo; es decir, la mayoría de los personajes se diferencian como “buenos” y “malos” desde el inicio al fin de la novela, sin cambiar. Pero, cabe destacar que tampoco significa que la historia tuviera una perspectiva simplista. Los “buenos” y “malos” provienen indistintamente tanto de clases altas y bajas. Destacando, que los fuertes conflictos entre la población de México se debían a que la población contaba con derechos muy distintos, y que muchas personas, a pesar de haber nacido en clases opuestas, peleaban por lograr los mismos ideales de justicia y libertad.
Para ilustrar esta postura, es particularmente interesante (así como históricamente correcto), cómo el Cura Miguel Hidalgo se lamenta de que su ejército, partícipe del ataque a la Alhóndiga de Granaditas, haya decidido atacar no sólo al enemigo sino a los civiles inocentes que se escondían en el edificio.
Por otra parte, sucede algo interesante al ver esta producción hoy en día. El público, incluso a nivel global, está algo cansados de historias complicadas, que incluso pueden ser más pesadas que interesantes. Actualmente, hemos dado la bienvenida a una “ola retro”, en gran parte por una necesidad de volver a las narraciones donde la esperanza y la bondad mueven a las luchas de los protagonistas, dentro de mundos donde los personajes son decentes y quieren vivir una vida tranquila. Esto es lo que nos ofrece “La Antorcha Encendida” en una segunda valoración de este show al día de hoy.
Podemos conectar con nuestra necesidad de ver historias donde los héroes siempre son nobles, y los villanos pueden ser derrotados, a pesar de las tribulaciones que enfrentan, por el bien común. En muchas maneras, este modo un poco más ingenuo de ver la vida, rescata los orígenes del cine, y de los mitos primigenios: historias que fueron contadas para provocar la unidad de los pueblos.
¿Les gustaría volver a ver esta serie para celebrar “El Grito”?