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Desmitificando Hollywood 1

Ballenas: monstruos devoradores de hombres y otros mitos

¡Es un monstruo, me lo han dicho, lo más grande del mundo! ¡Si se traga, hasta los barcos vivos!

Pepito Grillo sobre Monstruo, Pinocho, 1940

Obviamente hoy sabemos que eso no es cierto, aunque en el pasado fue algo común de escuchar tanto en literatura, como en el cine o la televisión. Aun así, quien haya visto películas como Pinocho, Buscando a Nemo, Moby Dick, así como cortos de Looney Tunes o caricaturas de Hanna-Barbera, seguramente se estará preguntando, ¿pudiera realmente una ballena ser tan peligrosa y temible, al grado incluso de poder convertirnos en su cena?

De esto hablaré en esta primera entrega de una serie de reportajes que quiero compartirles acerca de algunos mitos que tanto Hollywood como la pantalla chica, han generado a lo largo del tiempo. Así que no te despegues, ponte tu traje de buceo, porque, ¡aquí vamos!

Las Ballenas “Huecas”

Escena del Interior de la Ballena Monstruo de Pinocho (1940)

Antes que nada, primero me gustaría hablar sobre algo que parece que se pasó por alto cuando se hizo Pinocho en 1940, y sí, Monstruo: la temible ballena que atemorizaba a todas las criaturas del mar, que además fue capaz de comerse entero a Gepetto con todo lo que transportaba en su barco (y el barco mismo) mientras buscaba a su hijo perdido… ¡estaba hueca!

Si analizas bien la imagen de arriba, se puede ver el interior de la ballena desde su garganta, pero algo no cuadra: inmediatamente después de su úvula (o campanilla, de lo cual por cierto hablaré un poco más adelante) vienen sus costillas y un hueco enorme vacío donde sólo se observa el desafortunado naufragio; en dicho espacio, como quien dice, sus órganos internos brillan por su ausencia.

Sabemos perfectamente que las ballenas, al igual que nosotros, son mamíferos y por supuesto que su anatomía es inconsistente con el sitio mostrado anteriormente, en el que el viejito Gepetto tuvo su desafortunada prisión. De hecho las ballenas comparten mucha de la anatomía que tenemos nosotros, con la excepción de que ésta se ha adaptado para la vida bajo el agua, es decir, sus cuerpos están mejor adaptados para vivir en las aguas frías, así como para retener mejor el oxígeno para poder sumergirse por largos periodos de tiempo.

Quizás la razón de que se le represente así, viene de únicamente haber visto sus esqueletos, y además, ¿de qué otra manera los animadores podrían acomodar perfectamente todo un barco dentro de tan colosal animal? Y hablando de animales colosales, como Monstruo, de hecho hay otro error: la especie de ballena a la que pertenece en realidad es desconocida, ya que, aunque parece un cachalote, tiene la talla de una Ballena Azul (pero mucho más grande de lo normal), de hecho, la ballena azul es tan grande que sólo una criatura de ese tamaño es tan grande como un avión de pasajeros (un Boeing 737).

Pero si un animal es tan grande, lo más lógico sería preguntarse:

¿Puede una ballena comerte?

La respuesta es un tajante y rotundo NO; ninguna especie de cetáceo come seres humanos, más bien la pregunta sería: ¿Cuál especie de ballena pudiera tragarnos enteros?

Antes que nada, Cetácea es el orden de mamíferos marinos al que pertenecen todas la ballenas, barbadas y dentadas, que de hecho, son los dos grandes grupos como se les clasifica, ya que algunas tienen dientes (Odontocetos) con los cuales atrapan a sus presas y ejemplos de estos son las orcas, los delfines y las belugas; por el otro lado, están las ballenas que en lugar de dientes tienen largos filamentos parecidos a un cepillo de cerdas, llamadas barbas (Misticetos), las cuales usan para filtrar pequeños crustáceos o peces diminutos.

Como son tan grandes, el primer candidato posible sería la ballena azul, y es que es por mucho el animal más grande y pesado que habita actualmente la Tierra: mide en promedio de 25 a 28 metros (30 metros es el tamaño promedio aceptado), aunque se ha sabido de animales que han alcanzado los 33 metros y las 200 toneladas de peso. Sin embargo, el animal más grande de la Tierra se alimenta de uno de los más pequeños: un pequeño crustáceo invertebrado, de no más de un centímetro, parecido al camarón llamado Kril. Para comerlos, la ballena sólo debe abrir su enorme boca, dejar pasar el agua a través de sus barbas y con su lengua (tan grande y pesada como el elefante africano) filtrar los numerosos enjambres de kril.

Ballena Azul, con 30m de largo, ¡es el animal más grande del mundo!

Aun con una boca tan grande, la garganta de la ballena no puede estirarse más de 25cm, así que no, una ballena azul no te puede tragar, de hecho, si lo intentara, inmediatamente se daría cuenta y te escupiría, eso sí, dejándote un recuerdo un tanto traumático como para recordarlo, sobre todo, si la ballena te escupiera a una profundidad de 100m, ya que sin entrenamiento, un ser humano muy difícilmente puede bucear más de 40m y es que es justamente a 100m que una ballena azul puede llegar a zambullirse para cazar el kril.

Ok, si la ballena azul no puede tragarte (y en general los Misticetos tampoco por su modo de comer peces pequeños y kril), entonces el siguiente candidato sería un miembro de las ballenas dentadas: y el mayor de ellos es el cachalote.

El cachalote, al igual que las orcas y los delfines, tienen dientes y los usan para atrapar presas, mas no los usan para masticar, es más, estos cetáceos tienden a tragarse las presas enteras y en el caso del cachalote, su presa favorita es el calamar gigante, el cual caza a más de 1500 metros de profundidad, siendo así, el mamífero que bucea más profundo de todos.

Cachalote junto a un nadador humano. El macho de la especie puede medir hasta 18m

Ahora, hablando de su tamaño, el cachalote macho puede medir hasta 18 metros de largo y pesar casi 70 toneladas y su garganta se puede estirar hasta poco más de 50cm, así que sí puede tragarte. La buena noticia, es que los cachalotes no nos tienen en su menú, incluso en muchas ocasiones se les ha visto ser muy dóciles en presencia de seres humanos, pero si un día estás nadando felizmente por el mar y te cruzas con un cachalote que hipotéticamente, por azares del destino eligiera comerte, sería el principio del fin, ya que, en primer lugar, te sujetaría con su enorme mandíbula y por la misma fuerza, te aplastaría, pero si de alguna forma logras librarte de sus dientes y pasaras por su garganta, no habría manera de sujetarte de nada, ya que inmediatamente estarías descendiendo por un tubo carnoso y resbaloso e impulsándote lentamente por las contracciones de sus músculos de su esófago, hasta llegar al estómago, donde las enzimas digestivas y la falta de aire (pues sólo hay gas metano dentro de su estómago), terminarían por matarte en cuestión de minutos. Lo siento, pero Gepetto no hubiera sobrevivido y Pinocho, sin duda, hubiera corrido el mismo destino, ya que la madera se disuelve fácilmente con el ácido del estómago, al igual que la carne humana.

Ahora, existen muchas historias que afirman que hubo personas que fueron tragadas por ballenas y que pudieron escapar (no sólo la de Jonás, quien además ni siquiera fue tragado por una ballena, sino por lo que, por errores de traducción de la Biblia, fuera un “Gran Pez”); en realidad dichas historias son inconsistentes, se contradicen a sí mismas y no terminan más que como meras leyendas de marineros. Así que no, no ha habido realmente una persona devorada por una ballena y los cachalotes no son las terribles bestias, como la que Pinocho tuvo que enfrentar (de hecho si leen la historia original, escrita por Collodi, se darán cuenta que en realidad Pinocho fue devorado por un tiburón).

Dori y Marlín nunca hubieran escapado

Escena de la Ballena de Buscando a Nemo (2003)

Cambiemos ahora a una historia un poco más “realista” (porque tampoco lo es). Si ya vieron Buscando a Nemo, recordarán que en una escena, el pez payaso Marlín y la cirujana azul Dori, salían de la corriente australiana rumbo a Sídney, cuando de repente, una ballena azul se les atravesó (o más bien ellos a ella), mientras seguía un grupo de pequeños krils y pues pasó lo inevitable: ¡se los come!, pero de alguna forma logran salvarse de ser tragados y se quedan en su boca, o al menos así es hasta que la ballena, tras escucharlos dentro, decide que debe de expulsarlos (aun pareciendo primeramente que en realidad se los tragaría), sin embargo, con esa bocanada de agua que mantenía en su boca, finalmente los expulsa por su espiráculo (el hoyo por el que respiran las ballenas) y así, ¡son liberados de su espeluznante prisión y además en su destino: Sídney!

Muy lindo, pero lamentablemente esto en la realidad no podría ocurrir… Ya sé, arruinaré la infancia de muchos, pero la realidad es que todas las ballenas, sin excepción, tienen desconectada la garganta de su espiráculo, cosa contraria a como lo tenemos nosotros los seres humanos entre nuestra boca y nariz por medio de la faringe y laringe. En todo caso la ballena debió abrir la boca para que se salieran, aunque la fuerza con la que hubiera entrado el agua seguramente los habría matado por la turbulencia, así que no, tampoco así hubieran sobrevivido y el único camino que hubieran tomado creo que ya saben cuál es… Además, por lo mismo que no existe esa conexión entre su boca y fosas nasales, las ballenas no tienen campanilla o úvula, contrario a como se nos muestra en la película (y por lo tanto Monstruo, de Pinocho, tampoco debería de tenerla).

La Dura y verdaderamente Terrorífica Realidad de las Ballenas

Una ballena arponeada por un barco japonés

Ahora que ya saben la verdad, espero que no les teman: Las Ballenas son gigantes apacibles, amistosos y muy importantes en el ecosistema marino. Lo realmente preocupante es que están en peligro, en especial por la contaminación y la cacería.

Dicho de otra manera, para las ballenas, nosotros seríamos los verdaderos monstruos.

Desafortunadamente al mar llega TODA NUESTRA BASURA, lo cual incluye plásticos y químicos principalmente, lo cual lentamente las está matando cuando los consumen por error. Por otro lado, existe la contaminación acústica, debido al ruido que provocan los enormes barcos cargueros, ya que las ballenas necesitan del sonido para moverse bajo el agua (no ven con los ojos como nosotros, sino que se guían por sus propios sonidos y los ecos que producen) y los barcos, con sus motores, están impidiendo que estas se comuniquen entre ellas, alejándolas de sus fuentes de alimentación y de sus territorios para tener a sus familias. Finalmente, países como Japón, Islandia y Noruega, poco a poco buscan retomar las viejas costumbres de cazarlas con fines comerciales, lo cual disminuiría aún más drásticamente su población, y a la la larga perjudicaría también al ser humano, ya que al destruir una parte del ecosistema, pronto alcanzará a otros, incluida la tierra firme.

Así que, en conclusión, no hay que temerles a las ballenas, hay que defenderlas, protegerlas, quererlas, porque también de ellas depende nuestra propia existencia, ya que del correcto balance de los ecosistemas marinos depende una muy importante cantidad de seres humanos, y no sólo de quienes viven en zonas costeras.

Además es una experiencia realmente hermosa el poder estar a un lado de ellas; yo que lo he estado les puedo asegurar, que cuando estás frente a una ballena y ocurre un intercambio de miradas es tal, que no sabes quién está realmente estudiando a quién, pues su inteligencia es también junto con la del ser humano, de las más desarrolladas del planeta y mientras no se encuentre vida en otros rincones del universo, por ahora, son incluso junto con nosotros, ¡¡¡las criaturas más inteligentes de TODO EL SISTEMA SOLAR!!!

Espero que les haya gustando esta primer entrega, quédense con nosotros para saber más de otros mitos del Cine, en ¡¡Real Life Cartoon!!

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