(Contiene spoilers)
Love, death and robots es una antología de ciencia ficción compilada por Tim Miller, director de Deadpool, y David Fincher, director de El curioso caso de Benjamin Button.
Presentada en Netflix, historias variadas muestran distintas posiciones acerca del futuro, al mismo tiempo que demuestra variadas técnicas de animación y efectos especiales. La mayoría de las historias cuentan un punto de vista desolado y perturbador, sin embargo no llegan a tener historias profundas como otras series de ciencia ficción, por ejemplo Black Mirror, Ósmosis o Dark, también en Netflix.
Al ver esta serie animada, uno puede apreciar enormemente las diferentes técnicas de animación y de efectos especiales. En ese sentido da gusto ver que una serie así pueda ser transmitida para una gran audiencia, respaldando un renacer de la animación -especialmente en el caso del 2D- que puede tocar temas para audiencias adultas. Incluso en la mayoría de los casos de esta serie, la animación 2D sigue teniendo como ventaja que no tiene que atravesar el “valle imaginario”: ésa extraña sensación que la animación 3D deja en los espectadores, al no ser suficientemente realista para engañar por completo al público, ni suficientemente artística para adentrarles a la historia – parece que ir en pos de lo realista crea más problemas que soluciones en cuanto a narrativa o posibilidad de inmersión en las historias.
Sin embargo, siendo la animación un campo que requiere de gran precisión y creatividad, espero que las técnicas aquí demostradas puedan seguir siendo utilizadas en el futuro para contar historias.
Lo cual nos lleva a la siguiente parte de este artículo, las historias que cuentan. Si Pixar demostró que la historia es la reina de sus productos, parece que muchos de estos estudios decidieron ignorar este principio.
El mayor problema en la mayoría de las historias en Love, Death and Robots, es su trato de los personajes femeninos, y la continuación de un miedo ancestral a mostrar desnudos frontales masculinos – curioso para tratarse de ciencia ficción y el futuro-.
Si bien el uso del personaje femenino como catalizador en las historias no sería problemático en una sola historia, es preocupante pensar que la mayoría de estos estudios, en distintos países, con distintos equipos de trabajo, que muy probablemente no se pusieron de acuerdo para presentar historias similares, terminaron haciéndolo. Es decir que en algún lugar del subconsciente de muchísimas personas, las mujeres no son protagonistas, y además tienen que estar desnudas, ser víctimas o brujas mentirosas, para estar presentes en historias dignas de contarse.
Sobre esos desnudos masculinos, en Shapeshifters no huyeron de los desnudos masculinos, necesarios para la historia. En Good Hunting, el único desnudo es a su vez el villano, y su desnudez es vista como humillante. En Alternate Stories, Adolf Hitler aparece desnudo, como chiste y de manera denigrante a un terrible psicópata; y sin embargo, en un punto de la historia es rodeado de prostitutas desnudas, como si un solo hombre desnudo, necesitara de varias mujeres a su vez sin ropa, para equilibrar. En Beyond the Aquila Rift, se las arreglan para no mostrar de manera frontal al protagonista, quien sin embargo está teniendo sexo como parte de la historia, mientras la mujer con quien se reencuentra, aparece de manera frontal por mucho más tiempo que él, incluso en momentos poco convenientes, como cuando decide explicar su localización en la Galaxia, desde la cama.
Es precisamente Beyond the Aquila Rift uno de los casos más extremos en cuanto a su tratamiento de personajes femeninos. El monstruo tiene que engañar al convertirse en una mujer sedienta de sexo para hacer al protagonista masculino feliz, lo cual acartona a ambos personajes, la mujer y el hombre. Y Good Hunting, donde por alguna razón el mayor problema de la protagonista no fue perder a su familia, ni su magia, ni su manera de sobrevivir; la gran tragedia de su vida también tiene que ver directamente con su apariencia femenina y hermosa que le trae horribles consecuencias: consecuencias que sin embargo son presentadas de una manera sexy, subestimando también la capacidad de empatía de la audiencia por alguna otra mujer que no fuera presentada como deseable en la pantalla.
Entre sus 18 episodios, hay 6 donde las mujeres no son definidas por su apariencia, ni son sexys o desnudadas casualmente, sino que su papel en la historia recae en sus habilidades o personalidad. En Suits son parte de una comunidad que debe defenderse de invasiones monstruosas, incluyendo las habilidades que les permitirían sobrevivir. En Lucky 13 una mujer debe sobrevivir, a una terrible guerra, no a su feminidad; esta historia no necesita que ella sea sexy, ni tenga poca ropa, así que en un momento brillante, sus creadores decidieron mantenerla vestida. En Zima, se presenta a una mujer altamente inteligente sin la necesidad de también desvestirla, sino con curiosidad sobre el gran artista y su vida. En Ice Age, ambos protagonistas son más bien espectadores del nacimiento y caída de una civilización. Suckers of souls incluye a una cazafortunas cuyo papel se basa en su control de armamento. Helping Hand demuestra a una astronauta resolviendo una crisis en el espacio. En ninguna de estas historias era necesario que las mujeres demostraran su sexualidad.
Para repetir, el problema no es que haya alguna historia pasional o sexual, sobre todo cuando la audiencia es adulta. El problema es que aún en éstas, se trata muy diferente al cuerpo de los hombres y de las mujeres.
Al final, lo único que espero es que en el futuro se trate con menor condescendencia a la audiencia, y que los productores de historias sean capaces de dejar a las mujeres ser protagonistas, tener papeles secundarios, ser villanas, sin tener que caer en el viejo y barato truco de recordar a los espectadores, de que podrían tener sexo con ellas. Y si es así, al menos podrían recordar que también se puede desear el cuerpo de los hombres.
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