La terrible enfermedad nacida en China ha repercutido en el día a día de los habitantes de este gran país, particularmente en las ciudades pobladas de manera más densa.
De manera colateral, la industria del cine ha sufrido un golpe, pero de manera auto-infligida. Aunque hay nuevas películas, éstas no han sido estrenadas, en un intento por ayudar a que la población permanezca en casa y las probabilidades de contagio sean mínimas, a comparación de lo que sucedería en un centro comercial con salas de cine llenas de personas.
El sacrificio no ha sucedido sin consecuencias, y se estima que podrían perder hasta un billón de dólares por los retrasos.
Entre las películas afectadas se encuentran dos películas animadas por estudios chinos, los cuales han intentado por muchos años mejorar su calidad y competir de manera global con las producciones americanas.
“Jiang Ziya: Legend of Deification” es una producción épica del estudio encargado de “Ne Zha”, que combina la animación 2D con 3D con resultados impresionantes:
“Boonie Bears: The Wild Life” trata de un parque donde la gente se puede convertir en el animal que quiera a través de un brazalete, ofreciendo humor y protagonistas para toda la familia:
A pesar de la decepción que esta medida significa para los estudios de cine, se puede comprender que el problema del coronavirus es mucho más grande que la industria audiovisual, y que es más importante cuidar a la vida humana. Toques de queda, problemas de abastecimiento, falta de medicamentos y muertes entre profesionales de la salud, se han convertido en el día a día en el país asiático más grande del mundo.
Deseamos que la crisis pase muy pronto y que todos vuelvan a su vida cotidiana. Y que un día estas películas lleguen a nuestro país.
Con información de CartoonBrew.