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Una Orca Muy Mexicana

Homenaje a Keiko Parte VI

México quedó definitivamente atrás para Keiko, salvo por la compañía de dos de sus entrenadoras mexicanas que se quedaron con él mientras iniciaba un nuevo tipo de entrenamiento: el de enseñarle las técnicas básicas de supervivencia en el océano.

Ahora veremos cómo fue la vida de Keiko en su nuevo hogar, el Acuario de Newport, en el Estado de Oregon, Estados Unidos, mientras se le preparaba para aprender a comportarse como una verdadera orca salvaje, lo cual implicaba enseñarle todos los hábitos propios para la supervivencia; pero, ¿cómo podría un humano enseñar a una orca a “ser una orca”? Eso es a lo que se enfrentaba el equipo de técnicos, biólogos, activistas y entrenadores de Keiko en Newport.

Entrenando para la vida en Libertad

Keiko pasando frente a un grupo de niños en el Acuario de Newport.

Es enero de 1996; han pasado algunos días desde que Keiko llegó a su nuevo hogar en Newport. Ahora tiene más espacio para nadar; su hogar es un estanque cuya superficie es casi 5 veces más grande y más del doble de profundo, que el que solía tener en Reino Aventura, con lo que tiene una capacidad total de 7.6 millones de litros, los cuales son filtrados directamente desde el océano, eso y un diseño con un fondo rocoso, emulado el verdadero fondo del mar. Poco a poco se acostumbra a este nuevo entorno, salado naturalmente y con una temperatura mucho más fría que la que tenía anteriormente.

Lo más importante es que Keiko mejore su estado de salud y para eso, entre otras cosas más, debe aumentar de talla, para lo cual se le da de comer hasta 90kg de pescado al día. Esto le hace ganar casi una tonelada de peso, pasando de tener 3500kg originalmente a su llegada en enero, a más de 4300kg en junio del mismo año. Es precisamente durante este tiempo, tras seis meses en Estados Unidos, que Karla Corral y Renata Fernández, las últimas entrenadoras mexicanas de Keiko, se despiden finalmente de él para siempre, pues era el momento de que quedara en manos de los cuidadores norteamericanos.

Keiko intenta atrapar un arenque vivo.

Saben que si Keiko vivirá en la naturaleza, no habrá humanos que lo alimenten, por lo que se establece que debe aprender a cazar su comida. Primero debe aprender a reconocer formas y luego a los peces mismos; cuando logra identificar, seguir y acechar objetos y formas básicas, sigue lo más complicado: atrapar los peces; para esto, entrando el año de 1997, empiezan a introducir peces vivos en su estanque, sólo que al principio los atrapa para posteriormente devolverlos a sus entrenadores, es decir, sin comérselos… Lo más seguro es que le parecieran “un juguete más”. Tendría que pasar poco más de un año antes de que finalmente atrapara los peces y se los comiera por su propia cuenta, lo cual sucedería finalmente en abril de 1998. No obstante, Keiko a pesar de los avances en la materia, no dio un registro de 100% de éxito en lo que a cazar su comida se refería, ya que en ocasiones los cuidadores debían alimentarlo como recompensa por atrapar y comer un pez vivo. Sin embargo, el Dr. Lanny Cornell, el veterinario en jefe, dice que Keiko ha progresado bastante como para que empiece a intentarlo en la naturaleza.

Keiko jugando con uno de sus entrenadores.

Durante ese mismo tiempo, los trucos y gracias no terminaron; Keiko es entrenado también para hacer nuevos movimientos, no con tal de entretener al público, sino para que se ejercite y mejore su fuerza física. Es resaltable el hecho de que Keiko aprende a hacer inmersiones largas, ya que, al vivir en México, el tiempo máximo de cada inmersión no pasaba de 3 minutos; a pesar de que en promedio las inmersiones duran entre 1 a 5 minutos en orcas en libertad, no era lo suficiente para cazar, ya que pueden permanecer bajo el agua hasta por 20 minutos.

Lo que sí fue desapareciendo poco a poco, fueron las lesiones en sus aletas; de hecho, el papiloma que anteriormente le causó la aparición de verrugas y que había sido aislado y controlado cuando vivió en México, finalmente el ambiente de su nuevo hogar ayudó a prácticamente eliminar las últimas marcas de su enfermedad. Pero aún con una mejora en los cuidados, Keiko no quedó exento de adquirir nuevos padecimientos, pues llegó a presentar dolencia hepática y hasta sufrió una infección respiratoria; sin embargo, todo fue controlado con medicamentos y aparentemente no tuvo más problemas.

Por otro lado, Keiko tenía su propia pantalla gigante de televisión, donde se proyectaban imágenes de orcas en libertad. También se le ponían grabaciones de sonidos orcas con tal de que se fuera familiarizando con los suyos. Y es mientras esto sucede que el mismo Keiko comienza a hacer algo extraordinario: vocalizar; quizás parezca algo insignificante, pero es algo crucial, ya que (como se comentó previamente) es por el sonido que las orcas se desplazan, cazan, se identifican y en general conviven entre ellos. Usando los patrones de sonido que emite Keiko es con lo que el Dr. Roger Payne (un experto en el estudio del sonido de los cetáceos) comienza la búsqueda de su posible familia, pero hay un gran problema: hay al menos 600 orcas que pasan frente a las costas de su natal Islandia, divididas entre 30 a 40 líneas matriarcales de orcas (o dicho de otro modo, grupos), por lo que dar con el repertorio correcto de sonidos del grupo que más se asemeja a sus vocalizaciones se vuelve un trabajo arduo, aun con los equipos de audio y cómputo más avanzados para la época, ya que se deben de comparar los espectros de sonido de cada grupo de orcas con los de Keiko y elegir el que mejor coincida. La brecha sin embargo es obvia: debido a que Keiko tenía entre 2 y 3 años de edad al ser capturado, es muy probable que su repertorio vocal fuera limitado y no fuese lo suficientemente amplio como para hacer comparaciones precisas. Además, existe el registro de que Keiko, mientras convivía con los delfines de Reino Aventura, aprendió algo de su lenguaje, lo cual alteró aún más su repertorio de sonidos. Esto a larga tendría fuertes repercusiones, ya que por mucho esfuerzo realizado, no se podía saber realmente a qué grupo pudo pertenecer, debido a lo anterior.

Mientras Keiko “progresaba”, la Fundación se preparaba para llevar el programa de rehabilitación al siguiente nivel; “el público no sólo quería ver al cetáceo en el acuario, lo querían ver libre como en la película, y cuanto antes mejor”, pues con el paso del tiempo, la fundación y el proyecto en general, parecían tener cada vez menor renombre, así que se empezó a negociar con el gobierno islandés el traslado, así como el lugar donde continuaría la rehabilitación. David Philips, el ambientalista líder de la fundación, con todo y el respaldo político estadounidense, parecía no obtener buenas respuestas de parte del gobierno de Islandia para el traslado, incluso se llegó a decir que si el gobierno de dicho país cooperaba, Estados Unidos reconocería al país como un destino imperdible para sus turistas; al parecer fue la condición con la que finalmente aceptaron, por lo que una vez hecho eso, con el financiamiento del empresario Craig McCaw, la Familian Industrial Plastics comenzó a diseñar un corral marino de PVC en el que Keiko tendría contacto con aguas Islandesas, eligiéndose como lugar de instalación la Bahía de Klettsvik en Vestmannaeyjar, el mismo lugar donde 19 años atrás había sido capturado. Fue también durante este tiempo que la Ocean Futures Society, una organización creada por el famoso Oceanógrafo francés, Jean-Michel Cousteau, comienza a involucrarse en la Fundación Liberen a Willy.

Diseño del Corral Marino en el que Keiko continuaría su rehabilitación en Islandia.
Fuente: The Free Willy Keiko Foundation, United Parcel Service, Eye Whitness Guides: Whales. Traducción de Daniel Freeman
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A pesar de que aún no se encontraba a su familia auténtica, y que aún no lograba cazar por su propia cuenta, se dijo que Keiko estaba listo y que debía de irse a Islandia cuanto antes para aprender a valerse por sí mismo en su entorno y dejar de depender de una vez por todas de los humanos. Las enfermedades del Hígado mencionadas anteriormente y la neumonía retrasaron de abril a septiembre del 98 la partida. Muchos expertos como el Dr. Gregory Bossert, de la Universidad de Miami, aseguraban que Keiko no presentaba realmente el comportamiento como para ser llevado a Islandia o si quiera para ser un candidato para experimentar con él la devolución a la naturaleza, debido a su prolongado tiempo en cautiverio y su cercanía con el ser humano, además Keiko tenía altas posibilidades de ser rechazado por los grupos de orcas salvajes y por lo tanto de no lograr sobrevivir.

Finalmente, tras un vuelo de 2 escalas en Canadá para reabastecimiento de combustible y una ponchadura de un neumático del tren de aterrizaje, en un vuelo en un C-17 donado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Keiko llegó finalmente a Islandia el día 9 de septiembre de 1998, a Vestmannaeyjar, donde el corral previamente ensamblado meses atrás, lo esperaba.

Llegada de Keiko a Islandia.

No te despegues, el capítulo final de la historia de Keiko ya está aquí. ¡¡No te lo pierdas en Real Life Cartoon!!

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