¿Cómo sería hacer un “Viaje Fantástico”?
En la cultura pop, cómics, caricaturas, películas, etc. ¿Cuántas veces no se nos ha abordado esta posibilidad?
¿Se imaginan poder reducirse de tamaño y entrar dentro de un ser humano vivo? ¿Realmente se podría construir el tan mencionado rayo encogedor? Todo esto y más es de lo que hablaremos en el 4o Episodio de Desmitificando Hollywood: Viaje Fantástico.
Camino hacia lo pequeño
El tema de la miniaturización de los objetos es algo que ha ido ocurriendo desde hace tiempo, prueba de ello es que cada vez contamos con nuevas tecnologías, las cuales han ido haciéndose cada vez más complejas; por ejemplo, las computadoras, cada vez poseen transistores más y más pequeños, lo que aumenta la capacidad de procesamiento de las mismas o incluso, permiten ser tan compactas como nuestros smartphones (sí, el iPhone que quieres para Navidad o el Samsung que tiene tu papá, son computadoras de bolsillo); de la misma manera, los discos duros de las mismas, no han variado mucho de tamaño, pero sus componentes internos para guardar información se han ido empequeñeciendo igualmente, permitiendo más capacidad de almacenamiento de información.
Así como ha surgido la nanotecnología, con la cual se han creado microcámaras para ver el interior del estómago o bien, microrrobots para efectuar cirugías en espacios reducidos de nuestro cuerpo, uno pensaría que el siguiente paso lógico sería encoger los objetos con un rayo o una sustancia, y aunque por medio de químicos, científicos ya han logrado empequeñecer algunos materiales diseñados a escalas mayores (principalmente polímeros o plásticos, por medio de ácidos aunque no a una escala tan pequeña), no ha sido posible inventar todavía el rayo encogedor como lo ha mostrado el cine, aunque así nos lo han sugerido el séptimo arte y la televisión. A continuación, me gustaría hacer una mención de los trabajos más importantes relacionados al tema:
El Viaje Fantástico y las subsecuentes historias y series que trataron el tema del encogimiento
En 1967, se exhibió por primera vez esta película, acerca de un científico que tras golpearse la cabeza durante un atentado, desarrolla un coágulo en su cerebro, lo que pone en riesgo su vida. Este científico, había descubierto la manera de hacer que los objetos se encogieran de tamaño, incluso de manera permanente, cosa que hasta entonces, sólo era posible por una hora máximo, así que debido al estado de su salud, la única manera de salvarle la vida era introduciendo un equipo de expertos en un submarino miniaturizado en su cuerpo para alcanzar el derrame y destruirlo y posteriormente salir cuanto antes, ya que pasada una hora, volverían a su tamaño normal.
La película resultó un éxito, por su originalidad y los mejores efectos especiales para la época (hoy como ha avanzado la tecnología de animación por computadora, entre tantas técnicas más, seguro que muchos la verían un tanto sin chiste, como que los glóbulos rojos parecen sacados de una lámpara de lava), al abordar la idea de un viaje al interior del cuerpo humano, por un grupo de médicos a bordo de un submarino nuclear.
La película incluso fue adaptada a una novela (y no al revés como muchos piensan), adaptada por el mismísimo Isaac Asimov, autor de una gran cantidad de novelas de ciencia ficción como Yo Robot y El Hombre Bicentenario, así como numerosos textos de divulgación científica.
A pesar del éxito, no era la primera ni fue la última película que hablaba del encogimiento de personas, pues antes, en 1957 se proyectó The Incredible Shrinking Man (Titulada en Hispanoamérica como El Hombre Increíble), en la que un hombre mientras viajaba en un crucero con su esposa, éste pasa por una niebla radioactiva, la cual afecta a este hombre, haciéndolo lentamente encogerse de tamaño, sin nunca poder encontrar un antídoto, finalizando con el mismo encogiéndose cada vez más, hasta ya no ser siquiera detectado a simple vista.
Posterior a El Viaje Fantástico es resaltable de 1987 Innerspace, producida por Steven Spielberg, dirigida por Joe Dante y protagonizada por Dennis Quaid, Martin Short y Meg Ryan, es una hilarante historia acerca de una experimento fallido de miniaturización del gobierno de Estados Unidos, en la que por azares del destino, el protagonista y la cápsula en que viajaba, son miniaturizados al tamaño de un microbio, pero en lugar de ser inyectados en un conejo (debido a un atentado contra el laboratorio), terminan literalmente en el trasero de un hipocondríaco trabajador de un supermercado, el cual deberá arreglárselas con su infortunado huésped, llevarlo de vuelta al laboratorio y sacarlo antes de que se le agote el suministro de aire de la cápsula, además de evitar caer en las garras del equipo terrorista (el mismo que ataca el laboratorio al principio), que busca hacerse con el chip que va en la nave que permite la miniaturización, ya que en manos equivocadas sería un verdadero desastre. A diferencia de sus predecesoras, contó con la participación de Industrial Light & Magic en la realización de los efectos especiales de la misma, dando una mayor sensación de realismo a cada uno de los claustrofóbicos espacios del interior del cuerpo de Martin Short (Jack Putter, el trabajador del supermercado en la película).
3 años más tarde, Disney traería Honey, I Shrunk the Kids, protagonizada por Rick Moranis, en la que un científico construye un rayo que permite encoger literalmente cualquier cosa y tras un accidente ocasionado por sus niños y sus vecinos jugando con una pelota de baseball, éste se activa y tras buscar dicha pelota, los niños son reducidos al tamaño de insectos y tras ser arrojados accidentalmente a la basura, deberán de buscar la manera de volver a casa cruzando su jardín, el cual para su estatura, se parece ahora más a una espesa y gigantesca jungla, llena de todo tipo de peligros.
Finalmente está la mención de Ant-Man, película del 2015, protagonizada por Paul Rodd, Evangeline Lilly, Corey Stoll y Michael Douglas, en la cual, el ladrón Scott Lang, después de ser liberado de la cárcel, tratará de buscar una vida más honesta que la de robar y terminará reclutado por el Dr. Hank Pym (el primer Ant-man), para evitar que su ex-asistente (ahora presidente de la compañía que fundó), replique el traje y habilidades de encogimiento de su traje original, así como de la partícula que lo permite.
Además de dichas películas, el tema de encoger o viajar por el cuerpo de alguno de los protagonistas, ha estado presente en caricaturas como El Laboratorio de Déxter, La Vaca y el Pollito, Las Chicas Súperpoderosas, Los Padrinos Mágicos, Jimmy Neutrón, Ren y Stimpy, Coraje el Perro Cobarde, Bob Esponja, Los Simpson, Futurama, Rick y Morti y un largo etcétera, muchos de ellos, parodiando a la película original de 1967.
Aparentemente todas estas historias, películas, series y caricaturas coinciden en que es posible reducirnos de tamaño, pero ¿en realidad es esto posible? Ahora lo analizaremos desde el punto de la vista de la ciencia:
¡Hora de desmitificar!
¿Cómo podría encogerse a una persona?
Cada una de las películas anteriormente mencionadas, nos dice que se puede encoger la materia y para esto se puede resumir a tres métodos, los cuales cada uno son físicamente (ya saben): I M P O S I B L E S.
- En el Viaje Fantástico, aunque no lo dicen en la película, en la novela Isaac Asimov describe un método por el cual los átomos son reducidos de tamaño, por lo tanto, lo son también sus partículas subatómicas y con ello, los organismos y objetos que componen. No sé si se acuerden de sus clases de química y de física, pero allá por 1913, Bohr, un científico alemán, propuso el modelo del átomo, el cual está constituido por niveles de energía que ocupan cada electrón o grupo ordenado de electrones, con respecto al núcleo del átomo, dispuestos en una órbita circular a un distinto nivel. También está la constante de Planck, que (sin tanto rollo) al aplicarse establece que dichas órbitas no pueden variar ni en composición ni en distancia… No me meteré mucho en esto, ya que es un tanto largo de explicar, pero en resumen, no podría ser comprimido un átomo, a pesar de que buena parte del mismo esté formado de espacio vacío, de acuerdo a esto y otros principios de la (qué hermoso nombre): FÍSICA CUÁNTICA.
- Además, si reducimos el tamaño de una persona, no sólo estamos cambiando su estatura, es decir, lo alto, pues también estamos cambiando el ancho y la profundidad. Esto Galileo lo postuló en el siglo XVII, más precisamente en 1638 cuando estableció el principio del Cubo-Cuadrado o bien la Ley Cuadrático-Cúbica. Para entenderla rápidamente, supongamos que tenemos a un muchacho o muchacha (si quieres a ese que no te cae ni con flores y regalos) y lo vamos a reducir su tamaño 10 veces. Aplicando el principio de Galileo, significa que reducirá en un factor de 10 cada una de sus dimensiones físicas pero el volumen, lo hará en un factor de 103 (10 al cubo o a la potencia de 3), es decir 10 X 10 X 10: ¡1000 veces!, así que si su peso es de 60kg, ahora será de 60 gramos y si su estatura es de 1.60m, ahora medirá 16cm. esto es válido si el sujeto que reducimos mantiene una proporción en su peso y estatura, pero la única manera de perder peso es quitando masa y quitar masa implica hacer uso del segundo método de reducción que es el de Quitar Átomos, de otra manera, si reducimos de tamaño, pero conservamos el peso, la densidad de esta persona aumentaría (recordando que la densidad es la relación de la masa con respecto al volumen), tanto que si lo reducimos al tamaño de una bacteria (las hay desde 10 a 150 micrómetros o milésimas de milímetro), pesando 60kg, sería tan denso que podría perforar la corteza terrestre hasta el núcleo de la Tierra si se tropezase, lo cual no creo que sea algo muy agradable… Pero bueno, supongamos que eliminamos entonces átomos respetando el principio de la ley del cubo-cuadrado y eliminamos átomos simplemente desintegrándolos: ¿a dónde iría toda esa “materia sobrante”?, pues si la desintegramos, se convertiría en energía (por la Ley de la Conservación de la Energía y de la Conservación de la Masa) y no creo que quieran ver una explosión atómica al desintegrarla, sería algo muy desastrozo; por otro lado, podría almacenarse por mientras, pero sería el equivalente a tener una sopa biológica revuelta de la persona (wácala).
- También se ha planteado reducir los espacios entre los átomos, pero igual hay un principio físico que no permite que el espacio interatómico sea alterable tan fácilmente sin caer en lo expuesto acerca de la densidad de un cuerpo, o sin que también exista un cambio de estado, como por ejemplo a un supersólido, lo cual sólo sería posible alcanzar hasta cierto límite, y únicamente se podría alcanzar una temperatura del 0 absoluto como en el caso del condensado de Bose-Einstein, el cual por cierto sería un cuerpo tan sólido y frío, que hasta los electrones se congelan, literalmente a una temperatura muy helada, ya que el 0 absoluto o 0K (cero grados Kelvin), equivale a -273.15°C, así que ni con el suetercito que te tejió tu abuelita se te quitaría el frío, es el cero absoluto, lo más frío que puede haber en el universo.
Pues, nuevamente lo lamento, pero viéndolo así, de ninguna de las tres maneras sería posible encogernos, pero bueno, hora de brincarnos la barda y hacer como que sí es posible encogernos con el rayo que inventa una asociación secreta de científicos y decidimos ser voluntarios: nos disparan un rayo y de repente todo se vuelve enorme a nuestro alrededor… la verdad es que las cosas no pintan para nada bien.
¿Cómo se ve el mundo una vez que nos encogemos?
Se los resumiré en una sola palabra: no se vería NADA, literal; así es, todo se reduce a la nada, me explicare por qué:
Si recuerdan un poco las clases de física, la luz viaja como una partícula cuántica, conocida como fotón y cuando “choca” contra un objeto (materia), rebota y crea ondas, como una piedra que rebota en un estanque; al ser una partícula cuántica, entonces se dice que un fotón puede verse como partícula y también se puede comportar como una onda, la cual vibra como lo haría una cuerda de una guitarra que vibra de acuerdo al tipo de materia contra la que rebota; como toda cuerda, tiene una longitud, así que si vemos al fotón como onda, actuará como cuerda que al vibrar produce picos y la distancia entre cada pico es lo que se conoce como longitud de onda y sirve para clasificar de acuerdo al tamaño, el Espectro Electromagnético (ay qué hermoso suena verdad).
En dicho espectro, lo que conocemos como Luz Visible, es sólo una pequeña parte del mismo (como se ve en la imagen de arriba) y es lo que las células de nuestros ojos pueden captar, todo lo que está fuera del espectro de la luz visible no lo podemos ver, porque la longitud de onda excede el tamaño o bien es más pequeño que el rango que lo que nuestras células de nuestra retina en nuestros ojos, conocidas como conos y bastones (no, no son los de tránsito ni los de dulce) pueden procesar: es decir, todo lo que se encuentra antes del rojo es el infrarrojo y antes del infrarrojo están las microondas (las señales de radio y las de TV y sí, también las que usas para calentar tus palomitas y conectarte al Wi-Fi); después del violeta, están los rayos ultravioleta (UVA y UVB) y más allá, están los Rayos X y los mortíferos Rayos Gama (así es, los rayos cósmicos) y ninguna de esas ondas del espectro se pueden ver, al menos con nuestros ojos (aunque sí con detectores especiales).
Ok, ¿qué tiene que ver todo esto con encogernos?, pues muy simple, al encogernos, lo hacemos únicamente nosotros, con todo y nuestros ojos y sus células, mas no las ondas de luz, así que ahora las ondas de luz visible son mas grandes para que nuestros ojos las capten, pero ahora quizás hasta podremos ver Rayos X y hasta los Rayos Gama, pero antes de que pienses que verás como Súperman, espera, no todos los objetos irradian en estas longitudes de onda, así que, el mundo a estas escalas se vuelve prácticamente oscuro y la cosa no termina ahí.
Las ondas de sonido también se ven afectadas al empequeñecernos. Nuestros oídos sólo perciben ondas en ciertas frecuencias, es decir, la vibración de sonido que se transmite por el aire también vibra (aunque a diferencia de la luz no es una partícula, sino sólo una vibración en el aire) a cierta frecuencia o dicho de un modo más simple, a cierta velocidad de repetición medida en ciclos por segundo o dicho de otro modo, en Hercios o Hertz (Hz). De esta manera, decir 20Hz (veinte Hertz) significa 20 ciclos por segundo y lo percibimos como un sonido grave; si el sonido vibra a 20,000Hz, el sonido se percibe como agudo y estos dos valores son justamente los límites del rango de audición que podemos percibir, es decir, abajo de 20Hz (llamados infrasonidos o subsónicos) y arriba de 20,000Hz (ultrasonidos) no podemos oír (y eso con la edad se acorta aún más, pero como quien dice, esa es otra historia). Sabiendo esto, si nos encogemos, el rango auditivo vuelve a cambiar; me explico: la voz humana tiene una frecuencia entre 250 y 3000Hz; al empequeñecernos, las hondas cambian de tamaño con respecto a nosotros, percibiéndose ahora más grandes, y por lo tanto, el sonido se percibiría también más grave, a un punto que también llegaría a ser inaudible. Para un insecto, nuestra voz sonaría como de monstruo de película sacado de Transformers o como si sonáramos en cámara lenta, pero del tamaño de una bacteria, tal vez simplemente no escucharíamos nada, pero eso no quiere decir que ya no escuchemos nada de nada, más bien, el contraste de sonidos sería totalmente nuevo y por lo mismo, quizás no reconoceríamos qué produce ciertos sonidos. Eso sí, las ondas del mundo macroscópico (el que no se encoge) aún podríamos percibirlas, pero tampoco sería algo agradable, ya que al estar parado frente a ellas, sería el equivalente a estar en un temblor o un sismo que seguro nos daría una buena sacudida, tal como en la película Viaje Fantástico, sucede en la escena en la que se encontraban en el oído y caen unas tijeras al piso.
Como pueden ver, todo cambia de acuerdo al cristal con que se mira, aunque en este caso, con la escala de nuestro tamaño. Así que literalmente, al encogernos, nos volvemos ciegos, sordos y, como también nuestra voz tendría frecuencias muy finas y además, un volumen muy bajo, también nos volvemos mudos.
En conclusión, no podemos encogernos y definitivamente nunca lo haremos, pero seguro que seguiremos desarrollando más y mejor tecnología que sí podrá hacerse de menor tamaño, permitiendo crear dispositivos de mayor capacidad o incluso nano-máquinas que mejoren nuestra salud e incluso otras cosas como telecomunicaciones, entretenimiento y ¡un sin fin de cosas más!
La Ciencia es algo por demás hermoso, no sólo son números, ecuaciones raras y palabrerías, es aquello que nos permite conocer el mundo, cómo funciona y con ello entender mejor las cosas y sus por qués. No le teman a la ciencia, a mi me encanta y poder divulgarla es algo también genial, ya que transmitiendo conocimientos es como trasciende y mejora la sociedad y qué mas quisiera que todos cuando menos entendiéramos el mundo, su funcionamiento y por consiguiente, poder cuidarlo mejor y a nosotros mismos.
¡¡Sigamos tratando de descubrir más y no temamos conocer la verdad; quédate con nosotros para saber más a través de Real Life Cartoon y la serie Desmitificando Hollywood!!