William Hanna y Joe Barbera habían probado el éxito; de hecho, las caricaturas animadas de Tom y Jerry por primera vez habían puesto en jaque al que, hasta entonces, parecía ser el amo indiscutible de los cortos y producciones de animación: Walt Disney. Tanto era el éxito de Tom y Jerry que se convirtieron (y lo son a la fecha) en los dibujos animados más populares de la Metro Goldwyn-Mayer (e incluso símbolos inconfundibles de la cultura pop americana), pero con la llegada de la televisión, finalmente el estudio cerró en 1957; éste no era el final, sino un nuevo comienzo.
Si no puedes contra el enemigo, úneteles
William y Joe sabían que la televisión se masificaba y estaba ganando una gran popularidad, por lo que pensaron que la animación podría adaptarse al nuevo medio, llevando el producto directamente hasta los hogares de la audiencia. Debido a que los productores contrataban empresas que les hicieran sus títulos de sus programas, así como marcas comerciales hacían uso de la televisión para anunciarse, los dos animadores vieron el potencial y entonces decidieron, junto al director de MGM: George Sydney, fundar H-B Enterprises, aun mientras se encontraban trabajando en MGM, en 1944.
Uno de los primeros programas en contar con títulos diseñados por el equipo de animadores de Hanna-Barbera, fue I love Lucy.
Para cuando el estudio de MGM cerró en 1957, William y Joseph contrataron a casi todo el equipo que fue previamente despedido de MGM y de inmediato comenzaron a trabajar en el que sería su primer show para transmitir por televisión. Este sería The Ruff and Reddy Show, acerca de un gato y un perro y sus aventuras. Sólo había un problema: mientras que la MGM les proporcionaba de $40,000 a $60,000 dólares para producir un corto de 5 minutos para el cine, las cadenas distribuidoras de contenido por TV en promedio otorgaban solamente $2500 de presupuesto, para producir uno del mismo tiempo de duración. Fue aquí donde surgió lo que ahora conocemos como Animación Limitada, la cual sacrificaba buena parte de la animación y se centraba en los diálogos y la historia más que en la animación misma. Algo característico de esta animación son los fondos cíclicos, lo cual quiere decir que un mismo fondo se repite innumerables veces; por otra parte, mientras que en el cine se necesitan 24 cuadros para producir un segundo de movimiento, se recortaron prácticamente a la mitad por la misma duración de tiempo.
Gracias al show de Ruff and Reddy, Hanna-Barbera comenzó a atacar un nicho que ni siquiera Walt Disney había considerado, debido justamente a las limitaciones que conllevaba. De hecho, Hanna-Barbera consiguió los espacios matutinos de la televisión – especialmente fines de semana – para transmitir sus programas y ahí justamente fue donde encontró el éxito. En este horario aparecería mas tarde El Show de Huckleberry-Hound, del cual más adelante – como spin-off al mismo – surgiría el propio del Oso Yogi y muchos otros más. De hecho, El Oso Yogi y su compañero Bubu, se convirtieron en dos de los personajes más queridos y aclamados, creados por el dúo Hanna-Barbera, a un grado tal que, produjeron cientos de episodios basados en ellos y sus encuentros (cross-overs) con otros personajes como el propio Huckleberry-Hound, Maguila Gorila, El León Melquíades, Pixie, Dixie y El Sr. Jinx, El Lagarto Juancho, Tiroloco MacGrow y un muy largo etcétera.
Quizás el mayor éxito de Hanna Barbera durante los años 1960’s llegaría en el momento que produjeron su primer programa de horario estelar: nos referimos a la serie acerca de la familia más moderna… de la edad de piedra: ¡Los Picapiedra!
La serie – acerca de la familia compuesta por Pedro Picapiedra, su esposa Vilma, su hija Pebbles, sus vecinos los Mármol: Pablo, Betty y su hijo, Bam-Bam, y sus vivencias en la Ciudad de Piedradura – marcaría un hito en la historia de la televisión americana; de hecho, rompieron muchos esquemas en la época, por ejemplo: nos mostraron por primera vez una pareja durmiendo en la misma cama (Pedro y Vilma), así como el embarazo de un personaje femenino (nuevamente, Vilma Picapiedra), aunque manteniendo los valores aceptados socialmente en la sociedad americana de dicha década. La serie fue todo un éxito, incluso por muchos años fue la serie más larga de la televisión (con 166 episodios producidos entre 1960 y 1966), hasta la llegada de cierta familia amarilla, de la mano de Matt Groening: Los Simpson.
Los Picapiedra tuvieron tal éxito, que más adelante, Hanna-Barbera repitió la fórmula con otra familia, pero esta vez ambientada en el futuro: Los Supersónicos. A diferencia de su predecesora, la primer temporada contó únicamente con 24 episodios, los cuales se repitieron casi indefinidamente hasta casi entrados los 80’s, que fue cuando el estudio produjo una nueva temporada. Tal era la popularidad de estos dos shows, que, inspiraron especiales de televisión, un cross-over entre las dos familias y hasta largometrajes, dos de ellos en Live-action: Los Picapiedra (1994) y su precuela Los Picapiedra en Viva Rock-Vegas (2000), y tres animados: Un Hombre Llamado Picapiedra (1966), Los Supersónicos conocen a los Picapiedra (1987) y Los Supersónicos: La Película (1990).
Los 60’s también marcaron la aparición de programas de acción, producidos por el estudio, como Jonny Quest, súper-héroes como El Fantasma del Espacio y otros tantos más; pero debido a lo violento que parecían para los grupos más conservadores de la Unión Americana (especialmente las asociaciones de Padres de Familia), fue que se decidió crear un programa “más suavizado”, especialmente para las audiencias más jóvenes: uno que tuviera misterio, comedia, acción y un personaje tonto pero carismático. En ese entonces, Los Archies eran un grupo de adolescentes muy popular, que, además de tener su propia banda de música, resolvían misterios, y de ellos surgieron los primeros esbozos de lo que más tarde se convertiría en Scooby-Doo.
Scooby-Doo (1969) alcanzó tal popularidad que, Hanna-Barbera repitió la formula de usar adolescentes resolviendo misterios con sus mascotas, como por ejemplo: Josie y sus Gatimelódicas (1970), El súper-veloz Buggy Buggy (1973) y Mandibulín (1976). Sin embargo ninguna tuvo el éxito que el del simpático perro gran danés. Tantos fueron los programas derivados del mismo Scooby-Doo que, años más tarde, tendría su serie precuela como cachorro, shows con invitados especiales famosos (donde hasta super-héroes como Batman y Robin y sus villanos aparecían) y en años más recientes, películas Live-Action, películas directo-a-video y hasta nuevas series hoy en día, inspiradas en la que fue la serie original de Scooby: Misterio a la Orden (Scooby-Doo: Where are you).
Y hablando de súper-héroes, Hanna Barbera fue también la responsable de darnos horas y horas de entretenimiento con la Liga de la Justicia, mostradas en televisión reunidas gracias al programa de los Súper-Amigos, la cual transmitió casi ininterrumpidamente entre finales de los 60’s y hasta mediados de los 80’s.
Una nueva era: Turner y Warner Media
A pesar del éxito que tuvo Hanna-Barbera entre los 60’s y 70’s, el estudio empezó a tener serios problemas en los 80’s, en parte debido al surgimiento de una competencia tal que pronto la audiencia comenzó a disminuir en favor de otros estudios y programas. Debido a estas bajas, pero todavía con la apreciación que mostraban los televidentes con los programas producidos por Bill Hanna y Joe Barbera, fue que, el magnate de los medios, Ted Turner, compró el estudio, integrándolo a la programación de su paquete de canales de cable, entre los que se encontraba el de los noticieros de CNN. Así, Warner Brothers llegó a contar con dos estudios de animación al mismo tiempo: El de Warner Bross Animation Studios y el de Hanna-Barbera.
Para los 90’s, Hanna y Barbera continuaron trabajando como directores del estudio, aunque enfocados como consultores, principalmente dando asesoría a nuevos talentos y jóvenes productores para crear nuevas caricaturas, los cuales ahora se juntaron en el novedoso canal para televisión por cable: Cartoon Network.
En esta época surgieron animadores como Donovan Cook (Dos Perros Tontos), Genndy Tartakovsky (El Laboratorio de Déxter), Craig McCraken (Las Chicas Súperpoderosas), Van Partible (Johnny Bravo), David Feiss (La Vaca y El Pollito y Soy La Comadreja) y John R. Dilworth (Coraje, el Perro Cobarde). También, en Cartoon Network se formaron prominentes animadores como Seth MacFarlane (Family Guy y American Dad) y Butch Hartman (Los Padrinos Mágicos y Danny Phantom). Para 1998, el estudio de Hanna-Barbera cambiaría de nombre, homologándose con el del canal que transmitía sus producciones, quedando como Cartoon Network Studios.
William Hanna continuó como supervisor, consultor, productor y productor ejecutivo de varias nuevas series del canal junto su colega y eterno compañero Joe Barbera, hasta su muerte, el 22 de Marzo de 2001. Por otro lado, Joe Barbera siguió con la misma labor de su colega hasta el 18 de Diciembre de 2006, cuando finalmente falleció. Respectivamente, sus últimos trabajos fueron una película para video sobre Scooby Doo y un corto de Tom y Jerry, ambos producidos por el ahora unificado estudio de animación de Warner Brothers.
Esperamos que hayas disfrutado recordar un poco de las caricaturas y sobre todo, sus creadores, ya que sin ellos, quizás muchas cosas hubieran sido un tanto diferentes.
¡Muchas gracias por todo, Maestros: William Hanna (14 de Julio de 1910 – 22 de Marzo de 2001) y Joseph Barbera (24 de Marzo de 1911 – 16 de Diciembre de 2006)!
Por parte del equipo de Real Life Cartoon
Créditos de las Imágenes
Portada: Montaje por Redacción
Gif: Yogi Bear es propiedad de Hanna Barbera / Warner Media
Videos: The Flintstones y Scooby-Doo son propiedad de © Warner Media
Las Chicas Súperpoderosas , La Vaca y El Pollito, Coraje, El Perro Cobarde, Déxter y Johnny Bravo, son propiedad de Cartoon Network / Warner Media