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Una Orca Muy Mexicana

Homenaje a Keiko Parte V

Free Willy no sólo fue un éxito en recaudación para la Warner Brothers, fue también la antesala de la creación de una campaña internacional masiva que exigió a Reino Aventura que Keiko fuera inmediatamente mudado a un mejor estanque, ya que la película motivó a que personas de todo el mundo, pero sobre todo los niños, alzaran la voz en pro de un animal que, según la película, debía ser salvado cuanto antes.

Sin embargo, la fundación que se creó a partir de la película no sólo buscaba reubicar a Keiko, pedía que incluso fuese liberado y devuelto a su familia en la naturaleza. Era el inicio de una labor única en su tipo, nunca antes realizada con un animal de semejante tamaño que llevase tanto tiempo en cautiverio. Así fue como comenzó el éxodo de Keiko, tras casi 11 años de vida ininterrumpida en la Ciudad de México, para intentar devolverlo a su lugar de nacimiento.

¡Adiós querido Keiko!

Últimos años de Keiko en Reino Aventura en México, créditos a quienes correspondan.

Durante 1995, México se estaba recuperando de una fuerte devaluación de su moneda, conocida como el Error de Diciembre (crisis que sería conocida como el Efecto Tequila en el ámbito internacional), el Nuevo Reino Aventura cambió de socios nuevamente y se le devolvió su nombre original. En este mismo año se filmó la telenovela Azul, protagonizada por Kate del Castillo y Armando Araiza, la cual tenía temática ecológica y prácticamente era una primera despedida al ahora cetáceo más famoso del mundo. Igualmente, al otro lado de la frontera, en Estados Unidos se filmaba la secuela de Liberen a Willy, la cual, aunque no contaría con el mismo éxito que su predecesora, mantenía viva la llama en pro del rescate de la Orca.

El Dr. José Luis Solórzano poco antes de la partida de Keiko

Los preparativos para el Traslado de Keiko a Oregon comenzaron casi tan pronto como Keiko fue donado a la Free Willy – Keiko Foundation. Se el 7 de enero de 1996 como la fecha para que Keiko hiciera el viaje hasta el que sería su nuevo hogar en Oregon. Un avión de la United Parcel Service (UPS) donó un avión de carga C-130 para transportar al cetáceo desde la Ciudad de México a Newport. Se decidió que el avión tendría que hacer una escala en Phoenix, Arizona para reabastecimiento de turbosina y de ahí partiría a Oregon, dando un total de alrededor de 9 horas (16 contando las escalas) de viaje.

El 6 de enero de 1996, Keiko hizo su última presentación al público en la Ciudad de México, las entradas se agotaron rápidamente varios días antes; casi nadie creía que sería la última vez que se le podría ver en México, sabían en Reino Aventura que el parque nunca volvería a ser el mismo. Ese mismo día, al anochecer comenzó lo que muchos llamaron “El Viaje de vuelta a Casa de Keiko”.

Keiko al momento de sacarlo del Estanque de Reino Aventura

Cerca de las 10 de la noche, Keiko debía de ser movido a uno de los corrales del delfinario de Reino Aventura para prepararlo para el viaje; no lo lograron en los primeros dos intentos, ya que Keiko, de algún modo, parecía saber que algo andaba mal; al tercer intento finalmente cedió y se dejó mover. Keiko fue colocado en una camilla de lona especialmente diseñada para su traslado, sus entrenadores y veterinarios sabían que no podían permitir que se deshidratara, así que le colocaron una pomada humectante en todo su lomo; del mismo modo se le agregó una abundante cantidad de hielo al contenedor especialmente diseñado para su transportación, debido a que, por su biología, la orca se podría sobrecalentar y morir, si es que sólo se le agregaba agua. Pasada la media noche, Keiko era alzado por encima de todos los trabajadores, entrenadores y ambientalistas, así como de los reporteros que cubrían el traslado. Los cuidadores estaban preocupados por los flashes de las cámaras, así como el sonido del motor de la grúa, ya que podrían alterarlo, pero a pesar de todo, Keiko se mantuvo tranquilo mientras la grúa lo levantaba por los aires, para finalmente colocarlo en el interior del contenedor.

Pasadas las dos de la mañana, Keiko salió de Reino Aventura. La ruta que seguiría para llegar al Aeropuerto Lic. Benito Juárez era la siguiente:

  • Carretera Picacho – Ajusco
  • Periférico Sur
  • Eje 1 Ote. Canal de Miramontes
  • Eje 2 Ote. Escuela Naval Militar – Congreso de la Unión
  • Eje 1 Sur Fray Servando Teresa de Mier – Avenida 8
  • Calle 47 – Avenida Economía
  • Eje 1 Nte. Hangares
  • Calle Alberto Santos Dumont

Dicha ruta, que en un principio se manejaría como “secreta”, fue todo menos desconocida, ya que miles de personas se aglomeraron en torno a dichas calles, para darle un último adiós a la estrella de Reino Aventura; el trayecto fue cubierto tanto por las televisoras y radiodifusoras locales, como por las nacionales y hasta algunas internacionales. Entre porras, aplausos, pero sobre todo lágrimas, tanto de adultos, pero en especial de los niños, los habitantes de la Ciudad de México le daban un último adiós al animal más amado de México.

Al llegar al Aeropuerto, se debía de mover el contenedor hacia el interior del avión, pero nadie contaba con que éste se atoraría con uno de los rodamientos que servirían de soporte para introducirlo. El vuelo en el que Keiko partiría estaba programado para salir a las cuatro de la mañana; todo iba contra reloj, pero al final, tras varios intentos, el rodamiento es desatorado y Keiko desapareció de la vista de todos al cerrarse la compuerta trasera del avión. Debido a la capacidad de la aeronave, sólo dos personas (además de los pilotos) estaban autorizadas a viajar junto a Keiko: el Dr. Lanny Cornell, quien quedaría como nuevo encargado en jefe de los cuidados de Keiko en Estados Unidos y por supuesto, el Dr. José Luis Solórzano; sus otros entrenadores, entre ellos Karla Corral y Renata Fernández, se irían a Oregon en otro avión. Finalmente, pasadas las 5 de la mañana, el controlador de la Torre de Control del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, autorizaba el despegue del avión con Keiko abordo.

Un Nuevo Hogar

Eran aproximadamente las 10 de la mañana cuando el avión en que Keiko viajaba, aterrizó para reabastecerse de combustible en Phoenix, Arizona después de haber hecho otra escala más en el Aeropuerto Internacional General Mariano Escobedo de Monterrey, en el Estado mexicano de Nuevo León, siendo su última estadía en suelo mexicano. Ahora Keiko se encontraba por primera vez en suelo de los Estados Unidos. El estado en el que se encontraba Keiko era regular mas no el mejor, ya que, debido a la temperatura de su cuerpo, el hielo se había derretido por completo, por lo que mientras se recargaban los tanques del avión, también se reabastecía de hielo el contenedor en el que viajaba.

Una vez completada la tarea de reabastecimiento, el avión despegó ahora con destino a Newport. Al principio se pensaba que, debido al mal tiempo, el avión tendría que ser desviado, ya que el clima era muy lluvioso al momento en que Keiko volaba hacia Newport, pero afortunadamente el clima cedió, con lo que finalmente el vuelo era divisado entre los cielos de Oregon para posteriormente aterrizar en el aeropuerto de Newport.

Keiko llega al Acuario de Newport, Oregon.

Keiko fue recibido por miles de reporteros de todo el mundo, y fue acompañado a lo largo del trayecto hasta el acuario por los miles de residentes de dicha población costera que se conglomeraban en las aceras de las calles entre el aeropuerto y el acuario. Llegada la noche, la Estrella de Liberen a Willy arribaba a las afueras del acuario, donde una enorme grúa lo esperaba para elevarlo hasta las aguas del que sería su nuevo hogar.

Como Keiko debía ser levantado una vez más y precisamente, debido al temor de que Keiko se alterara y cayera, se pidió a los reporteros y camarógrafos hacer el menor ruido posible, así como reducir el uso de luces y flashes fotográficos. Al llegar al nuevo recinto, Keiko empezó a sacudirse al percibir el agua; los entrenadores estadounidenses y mexicanos entraron al agua para sacarlo de la camilla y evitar que se enredara entre los cables que la sujetaban. Finalmente, tras un fuerte coletazo, Keiko se zambulló en las aguas de su nueva casa, alimentada con auténtica agua salada de mar filtrada directamente desde el océano, el cual estaba ahora a unos cuantos metros de distancia.

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