Takashi Murakami, artista japonés nacido en 1962, pensó en comenzar su carrera en la animación y el manga, pero un viaje cultural a Nueva York lo hizo cambiar de parecer. Ahora es conocido en el mundo del arte, por combinar la “baja cultura” otaku con la “alta cultura” del arte. Utiliza imágenes de la cultura consumista y pop de su país para hablar sobre la reproducción incesante del mundo comercial, la repetición y distorsión que provocan, la sexualización de dichas imágenes, e incluso su relación con lo sucio y grotesco. Ojos que indican drogadicción, agujas, monstruos, baba y sangre conviven con tiernos personajes al estilo japonés e incluso con marcas de prestigio que intentan vendernos sueños y felicidad.
Gracias a que su arte mezcla lo banal y la seducción provenientes del consumismo, el artista ha logrado moverse entre distintos ámbitos del diseño y hacer tratos con las mismas marcas comerciales que utiliza en su mensaje. De distintas colaboraciones, han nacido estos videos musicales, que de igual manera nos bombardean con colores vivos, con el festejo a la cultura pop y el horror frente a ella.
“Good Morning” de Kayne West. Director y animador. 2008. En este video podemos ver cómo todos los habitantes de una ciudad parecen poco preparados para moverse dentro de ella y enfrentar la realidad, sobre todo el protagonista que es un lindo osito animado. El contraste no sólo es generado por la manera en la que interactúa con el ambiente urbano, sino por las letras desencantadas con las condiciones de vida generadas por la sociedad capitalista.
“Turning Japanese” – cover por Kirsten Dunst de “The Vapors”. Productor. 2009. Esta canción, cuyo tema es un corazón roto (no el climax sexual, como dice una errónea leyenda urbana) intenta demostrar nuevamente la yuxtaposición entre Kirsten, que actúa y se viste como los personajes de la animación japonesa, mientras se mueve en el entorno urbano lleno de japoneses comunes y corrientes. En este caso parece que la obra no fue muy bien recibida, ya que actuó más como publicidad para los productos de Murakami, que se supone critican precisamente a la sociedad del consumo y su producción infinita.
“Redial” Livetune feat. Miku Hatsune. Director, 2013. En este video muestra más bien una celebración sin crítica de la promesa superficial de felicidad, que proviene literalmente de un producto virtual, falso, pero fácil de disfrutar. Recordemos que este tipo de experiencias virtuales eliminan la responsabilidad de los espectadores, no es necesario pensar en tiempo, espacio, peso, o resistencia: Miku Hatsune está ahí, siempre, etérea, sin pedir un tiempo específico, ni espacio en la vida de sus fans, sólo atención que se da cuando uno decida dársela. Aunque Murakami no hace una crítica directa es interesante cómo se nos ofrece esta experiencia azucarada que, al no costar nada, tampoco deja satisfacción a largo plazo. Al final también se desintegra de la memoria, sin resistencia.
“It Girl” de Pharrel Williams, Animador. 2014. Al compás de letras hipersexualizadas, vemos un mundo anime combinado con un videojuego de citas y shooter en dos dimensiones. Nuevamente ha abandonado la crítica, y en su lugar celebra una fantasía de verano que se entremezcla con fantasías artificiales que, sin embargo, llenan al espectador de complacencia.
“You should see me in a crown”, Billie Eilish, Director. 2019. El video animado en 3D tomó ocho meses para ser completado, y utilizó tecnología motion capture dando como resultado una fidelidad de movimiento asombrosa. También se utilizó con fines comerciales, para mostrar la línea de ropa en la que colaboraron ambos artistas. La versión animada de la cantante, tiene que elegir una nueva vestimenta – y tal vez personalidad-. Su elección resulta fatídica, y se va convirtiendo en un ser monstruoso inspirado en el folklore japonés. La protagonista decide, literalmente, tragarse a todos lo demás, para luego regurgitarlos. Las letras hablan de sus ganas de gobernar sobre otros, al mismo tiempo que los desprecia. Al consumir a todos cambia la normalidad del mundo que rige: cuando la mayoría es grotesca, como ella, la mayoría debe de aceptarlo.
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